Preparación:

Cogemos el bol y echamos la mantequilla (dejarla unas horas antes fuera del frigorífico para poder mezclarla bien) con el azúcar.

Mezclamos hasta que quede esta textura:

Una vez bien mezclado, le ponemos dos cucharadas de esencia de vainilla y volvemos a mezclar, batimos un poco la yema de huevo y de vuelta a mezclar.

Una vez tengamos listo lo anterior, echamos la harina (tamizada) para que no se produzcan grumos y a mezclamos nuevamente.

En el proceso de «mezcla», la misma masa puede que os pida más harina, por lo que estaremos atentas a suplementarla con más.

No se os tiene que pegar en las manos, ni se tiene que pegar en el bol. Una vez haya cogido una textura firme (sin que se os pegue) hacemos una bola y la envolvemos en papel film.

Una vez terminada la dejaremos 45 minutos en el frigorífico para que coja la textura adecuada para poder trabajarla bien.

Cuando esté blandita, la ponemos sobre una lámina de papel de hornear y echamos otra encima  y le damos con el rodillo para extenderla.

Mientras precalentamos el horno a 220° le vais dando las formas que sean de vuestro gusto, en mi caso terroríficos dedos de bruja y jurásicos dinosaurios.

Una vez que tengáis las formas de vuestras galletas y antes de meterlas, bajáis el horno a 180° y sólo con la opción de horneo por abajo.

Ponemos en la bandeja del horno papel de hornear y sobre ellas las figuras de masa, que dejaremos horneando durante 10-15 minutos (ojo, algunas puede que estén antes).

Una vez la veáis doradas y a vuestro gusto, las sacáis y las ponéis a enfriar en una bandeja de rejillas y en su defecto en varios platos.

¿Veis qué fáciles son?

Así quedaron las nuestras.

Y ya que os he puesto la receta os muestro las que hago todos los años para Halloween…, ¡terroríficamente buenas!

Ea, pues que lo disfrutéis y os salgan tan buenas como las mías.