RAZONES POR LAS QUE FRACASA LA LACTANCIA MATERNA
RAZONES POR LAS QUE FRACASA LA LACTANCIA MATERNA
La OMS ha dicho por activa y por pasiva que la mejor manera de alimentar a un bebé es con la leche materna, en exclusiva, hasta los seis meses y con alimentación complementaria hasta los dos años. Contamos con un sinfín de informaciones en la red y, sin embargo, en sociedades como la española, muchas mujeres dicen no conseguirlo o no poder.
Otra cosa es no querer, esa es otra cuestión. ¿Por qué tantas mujeres quieren dar el pecho y no lo consiguen? RAZONES POR LAS QUE FRACASA LA LACTANCIA MATERNA
Y es que hay infinidad de mitos relacionados con la lactancia que hacen que esta no siga adelante. Veamos cuáles son.
Tengo una mastitis u obstrucción
y el médico me ha dicho que tengo que dejar la lactancia materna. Existen médicos que desconocen que la mastitis es un proceso que, cuando cursa con infección y hay que tratarlo con medicación, existen medicamentos que son perfectamente compatibles con la lactancia.
No se transmite por la leche la infección al bebé y, lo que es más importante, que el bebé succione la mama favorece que la mastitis remita. Por lo tanto, una mastitis no es un motivo para dejar el pecho.
El pediatra me dice que el niño está en un percentil 5%
y que tiene que engordar. Los percentiles son la cruz de muchas madres. Que un niño esté en percentil 5 significa que el 5% de los niños de su edad pesan y miden lo mismo que él, no significa que 5 sea un número bajísimo en una tabla de 100.
Sin embargo, muchas madres se agobian en una competición absurda. La leche materna es perfectamente apta para que el bebé crezca con todas las garantías. Es la leche diseñada expresamente para él. Igual que la de la vaca ha sido diseñada para alimentar al ternero.
Tengo muy poca leche.
Es una de las explicaciones más comunes en las madres lactantes que están a punto de tirar la toalla. En realidad, lo que pasa, es que la madre está haciendo algo de forma incorrecta como, por ejemplo, dar el pecho cada tres horas, diez minutos en cada mama. Una recomendación que se usaba hace años y que ya se ha demostrado que es lo mejor para hacer fracasar una lactancia que esta ha de ser siempre a demanda.
Crisis de lactancia.
La primera suele darse a los tres meses del bebé. Esta consiste en que el lactante pasa a necesitar más leche y no se queda del todo satisfecho. El mecanismo del pecho es tan perfecto que se autorregula en cuestión de horas a la nueva demanda.
En ese intervalo, que puede llegar a durar dos días, muchas madres creen, erróneamente, que se han quedado sin leche. La solución es poner al bebé siempre que lo pida al pecho de manera que poco a poco se regule la producción que él demanda en ese momento de crecimiento. En estas crisis y, sobre todo porque suelen coincidir con los tres meses, muchas madres tiran la toalla.
Tomé medicamentos y lo tuve que dejar.
Hoy en día y gracias a páginas como e-lactancia.org, se saben cuáles son los medicamentos compatibles con la lactancia. La mayoría de los tratamientos se pueden ajustar a la madre lactante. Sólo hace falta que el facultativo consulte la página para poder recetarlo.
Tengo que volver al trabajo. Obviamente si las bajas por maternidad durasen hasta los seis meses, el índice de mujeres que dan el pecho hasta esa edad probablemente aumentaría. A partir de los seis meses el bebé puede perfectamente alimentarse de otra cosa en ausencia de su madre. De hecho, es la edad en la que se comienza a dar las frutas, las verduras, la carne y el pescado. Todo siempre de forma progresiva.
De esta forma, el bebé puede mamar por la mañana y por la noche haciendo así que la producción de leche de su madre, no disminuya. En el caso de España, puesto que la baja es hasta las 16 semanas, es decir, cuatro meses del bebé, si la madre está dispuesta a seguir con la lactancia, lo que debe es sacarse leche y congelarla durante su baja y una vez que se incorpore al trabajo, seguir haciéndolo allí, en un cuarto de baño (pocas empresas habilitan una sala para ello) y conservando la leche en la nevera. De esta manera, además, consigue seguir produciendo leche.
Presiones externas. Madres o suegras de la madre lactante que estresan a la mujer y no hacen que se sienta segura de su capacidad para alimentar al bebé. Esto, unido, a la tristeza y movimiento hormonal de la recién parida, hace que muchas tiren la toalla y opten por el biberón. Así descubren que pueden descansar y dormir más. Para evitar esto y, puesto que la teta de la madre sólo ella puede darla, conviene ayudarla en tareas domésticas o, si tiene otros hijos, ofrecerse para ir con ellos al parque facilitando así a la madre momentos de descanso y relax. Esta causa es quizás de la más común. Las presiones y comentarios de todo el mundo suelen acabar con la paciencia de muchas mujeres que, finalmente, optan por el biberón.
200 gr de juegos dentro de un bolsito
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