Según informes, en las Islas Salomón del Pacífico los isleños practican una forma especial de “la magia de la maldición”. Si un árbol se debe de cortar, y es demasiado grande para ser cortado, es derribado por los esfuerzos combinados de los isleños.
Se supone que la gente de estas islas se levanta temprano en la mañana a esas horas entre las 4 y 5, (antes del amanecer) para efectuar el proyecto. Aparentemente los nativos rodean el árbol luego proceden a maldecir y gritarle. Esta energía negativa empieza a dañar la energía de la vida del árbol. Y el resultado es que después de 30 días, mueren las raíces y el árbol cae al suelo. EN SOLO 30 DÍAS.
Si tienen que recurrir a regaños y gritos para matar a un árbol tan grande que ni un serrucho lo puede tumbar, ¡imagínate lo que hacen los gritos y los comentarios negativos a un pequeño niño o niña! Y no por 30 días; sino por toda su infancia y adolescencia.
Si los gritos tienen el poder de matar a un árbol, tus gritos hacia tus hijos matan su creatividad, sus sueños, su inspiración, su confianza, y tristemente en algunos casos, hasta puede matar el amor que le tiene a sus propios padres. Tenemos que dejar de utilizar los gritos para corregir a nuestros hijos, no funciona; los resultados y repercusiones pueden ser contrarios a los deseados al utilizarlo como medio educativo.
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3 Comments
Papás casi primerizos
Los gritos son un fracaso del adulto, al que seguramente no le enseñaron a gestionar sus emociones. Muy buen post!!
isabel rodriguez
Tanta verdad ignorada por muchos,
Anahi
Que interesante… Sí que destruyen los gritos e insultos, y de grande cuesta mucho des-andar esa etapa de la vida y reencontrarse como un individuo que merecemos ser bien-tratados